8 dic 2020

Catalina de Austria, reina de Portugal

De Domingo Carvalho, Museo del Prado.

Nacimiento y primeros años
El 14 de enero de 1507, en Torquemada, la reina Juana de Castilla dio a luz a una hija póstuma de Felipe de Austria. Su madre se puso de parto durante el camino a Granada, donde darían sepultura a Felipe. El cortejo nunca llegó a Granada, pues Juana fue recluida en Tordesillas.

La infancia de Catalina fue dura. Durante los primeros años de reclusión, Juana estuvo bajo la rígida supervisión de Luis Ferrer, incluso sometida a maltrato corporal por parte de este. La reina solo contaba con dos damas de compañía. Vivía en una cámara sin ventanas, así que ni ella ni Catalina podían ver el exterior; tiempo después, se hizo una abertura en la pared para que entrase la luz y el aire. Nadie se preocupó por mandar profesores a la infanta. Sin embargo, el aislamiento no impidió que recibiera la educación digna de una princesa, pues hablaba latín y poseía talento para la música. Hay que recordar que su madre (posiblemente, su única preceptora) se crió en la corte humanística de los Reyes Católicos.

En julio de 1516, el cardenal Cisneros escribió a Carlos a través de Diego López de Ayala para que pidiese que "...doña Beatriz de Mendoza, hija de doña María de Bazán, sea recibida al servicio de la señora Infanta Catalina [...] porque tiene necesidad de más compañía...". Al parecer, a Carlos no le importó la situación de su hermana menor, pues la súplica no fue atendida. Además, Tordesillas no era sitio adecuado para alojar a una hipotética niña de la nobleza.

Obra de Francisco Pradilla y Ortiz, representa a Juana I encerrada en Tordesillas, junto con su hija, Museo del Prado.

En 1517, Carlos y Leonor llegaron a Castilla, donde se reunirían con una madre a la que no veían en once años. También conocieron a su hermana de diez años. La niña no vestía de acuerdo a su rango de infanta y archiduquesa. Lucía una simple falda plisada de color negro, una chamarra de cuero y su tocado era un pañuelo blanco. Fernández Álvarez la describe como una niña "de aspecto gracioso y dulce, con hermosos cabellos rubios —como casi todos los príncipes de la Casa de Austria—, iba vestida de tal modo que al ver su porte nadie la tomaría como una de las nietas de los Reyes Católicos".

Después de la visita de sus hermanos, Catalina fue sacada de Tordesillas. Una noche, los servidores de Carlos hicieron un hueco en la pared y se la llevaron a escondidas. Fue llevada a Valladolid y alojada en la casa de Leonor. El cronista Laurent Vital narra:

"Con la llegada de esa gentil princesa toda la Corte se sintió muy alegre. La vi entrar e ir al cuarto de su hermana, por una galería, y la llevaba de la mano el señor de Traseignies, y la señora de Chièvres de la otra mano, y llevaba la cola de su vestido la señora de Beaumont...".

Su estancia en la Corte no duró mucho. Cuando Juana se percató de la ausencia de su hija, fue tal su disgusto que se negó a comer y enfermó. Carlos se vio obligado a devolver a la niña a Tordesillas, aunque intentó mejorar sus condiciones de vida. La misma infanta lamentó la tristeza de su madre y prefirió dejar atrás los lujos de la corte para regresar al encierro que siempre había conocido. La diferencia es que ahora contaba con cámara propia y compañía digna de su alcurnia. Tuvo entre sus pajes a dos futuros santos: Francisco de Borja, hijo del duque de Gandía, e Íñigo de Loyola, más tarde san Ignacio. Se dice que este último estaba enamorado de la infanta Catalina, pues en sus escritos confiesa que puso sus ojos en una dama de rango más alto que una condesa y duquesa.

Andreas Muñoz y Tacuara Casares en película "Ignacio de Loyola" (2016). Casares aparece en el reparto simplemente como "princesa Catalina", aunque por el contexto del filme se sobreentiende que es Catalina de Austria.

Sin embargo, la situación de la reina y su hija no mejoró con la llegada de Carlos. El segundo cuidador, Hernán Duque, fue nombrado por Cisneros; solo permaneció dos años en su cargo (durante ese período, Juana presentó una mejoría en su ánimo), pues fue destituido por Carlos. El joven rey designó como "cuidador" al marqués de Denia, quien sometió a maltratos y humillaciones a madre e hija. Las hijas del marqués lucían las joyas y prendas que el rey enviaba a Catalina.

En 1520 estalló el movimiento comunero. La entrevista entre Juana y los comuneros se produjo en septiembre, en la cual se le solicitó que asumiera el poder como reina propietaria de Castilla. Juana no se comprometió a nada ni parecía dispuesta a apartar a su hijo del gobierno. El movimiento fue derrotado, pero Carlos desconfió de Juana y Catalina. Le llegaron rumores de que su hermana apoyó a los comuneros. Los maliciosos marqueses de Denia escribieron a Carlos:
"...Escriba V.M. a la Señora Infanta mostrar algún sentimiento de lo pasado y poniéndola en razón por lo venidero..." 

Efectivamente, Carlos la amonestó. Él era de naturaleza desconfiada, incluso con su hermana de trece años. El 24 de septiembre de 1521, Catalina escribió una respuesta a su hermano:

"...ninguna necesidad había que V.M. me enviase a mandar esto, porque yo desde que nascí nunca cosa mía he procurado ni deseado (nada más que) lo que conviene a la Reyna, mi señora, y al servicio de V.A. y por esto las cosas de la Comunidad y sus liviandades nunca me parescieron bien...y las personas con quien yo trato son muy servidores de V.M. que no los que le han hecho tales informaciones tan apartadas de la verdad..."

Después del movimiento comunero, el marqués de Denia fue restituido; Juana y Catalina volvieron al cautiverio. La infanta informó a su hermano que su madre era encerrada en una cámara sin luz.

Reina de Portugal
Después de diecisiete años de encierro y penurias, la infanta sería colocada en el trono de Portugal. Se trataba de un enlace doble: Catalina con Juan III y Carlos con la hermana del monarca luso, Isabel. 


El matrimonio de Catalina se celebró por poderes el 18 de agosto de 1524. La dote quedó establecida en 200,000 doblas de oro castellano, pagaderas durante los tres años siguientes. Para la conformación de su guardarropa, se llevó a cabo un saqueo en la cámara de Juana, con la colaboración del marqués de Denia: plata para el servicio de la mesa y la capilla, ropa blanca, tapicería, camas, aderezos, así como una serie de libros y manuscritos iluminados. El 2 de enero de 1525, la infanta salió de Tordesillas. Muchos oficiales que servían a la reina Juana solicitaron su ingreso a la Casa de Catalina, con tal de abandonar el ambiente carcelario de Tordesillas. 

Laia Marull (Juana de Castilla) y Guiomar Puerta (Catalina de Austria), en serie Carlos Rey Emperador.

La nueva reina de Portugal fue escoltada a Badajoz por Juan Alonso de Guzmán, duque de Medina Sidonia, Álvaro de Zúñiga, duque de Béjar, y el obispo de Sigüenza. En su nuevo país fue recibida con alegría. Fue alabada por "su celo religioso, su blandura en el trato, las muchas mercedes que hacía a sus vasallos y el agasajo y buena acogida que todos hallaban generalmente en ella por lo que fue siempre tan amada y venerada como si fuese madre particular de cada uno de ellos" (Crónica del muyto alto e muito poderoso Rey destos Reynos de Portugal, D. Joao o III deste nome, por Francisco de Andrade)El 5 de febrero de 1525 se celebraron las nupcias. Catalina fue tan fértil como su madre. Dio a luz nueve hijos, aunque solo dos llegaron a la edad adulta.
  1. Alfonso (24 de febrero de 1526-12 de abril de 1526).
  2. María Manuela (15 de octubre de 1527-12 de julio de 1545)
  3. Isabel (1529-1530).
  4. Beatriz (1530-1530).
  5. Manuel (1 de noviembre de 1531-14 de junio de 1537).
  6. Felipe (25 de mayo de 1533 - 29 de abril de 1539).
  7. Dionisio (26 de abril de 1535-1 de enero de 1537).
  8. Juan Manuel (3 de junio de 1537- 2 de enero 1554)
  9. Antonio (9 de marzo 1539-1540).
Incluso en una época de alta mortalidad infantil, la situación de los reyes portugueses era trágica y, desde el punto de vista dinástico, alarmante. Los hermanos del rey también murieron jóvenes: la emperatriz Isabel (1503-1539), Beatriz (1504-1538), Fernando (1507-1534), Alfonso (1509-1540) y Duarte (1515-1540). En este ambiente marcado por la tragedia y con la creciente religiosidad de los reyes, la corte fue perdiendo la alegría de antaño. 

Juan III, por Antonio Moro

Catalina desarrolló una importante labor social, especialmente con los pescadores lisboetas. Fundó el Colegio de Huérfanos de Lisboa. La corte portuguesa atraía a intelectuales y artistas, patrocinados por la reina, quien contaba con una gran biblioteca humanista. Tras el nacimiento del infante Juan Manuel, se celebró con una representación teatral llamada "Monólogo del Vaquero", de Gil Vicente. Tanto ella como su marido eran personas muy religiosas; mantuvo contacto con Ignacio de Loyola, Francisco Borja y fray Luis de Granada.

Durante su reinado, las posesiones portuguesas se extendieron por Asia y al Nuevo Mundo, a través de la colonización de Brasil. Los navegantes hicieron contacto con China, bajo la dinastía Ming, y Japón, durante el período Muromachi. El Imperio portugués llegó a ser tan extenso que se tornó difícil de administrar. Catalina fue una importante coleccionista de objetos y animales importados de las colonias. Muchos de ellos fueron enviados como regalos a sus parientes, como en 1551, cuando envió un elefante indio a sus sobrinos, María y Maximiliano de Austria.

Catalina fue una reina astuta y esto fue reconocido por su esposo, quien le otorgó bastante autoridad política. No respaldó ciegamente la política imperial de su hermano y, a menudo, tuvo que mediar entre él y su esposo, por ejemplo, en 1527, cuando Carlos refutó la soberanía portuguesa sobre las Islas Malucas.

María Manuela, Museo del Prado

Desde temprana edad, la infanta María Manuela fue contemplada como futura esposa de su primo, Felipe de Austria. Este proyecto era acariciado por Catalina y su cuñada, la emperatriz Isabel. Para el emperador Carlos, era una perspectiva interesante, pues cabía la posibilidad de que la corona portuguesa recayera sobre la infanta. Los portugueses, en cambio, eran cautelosos en cuanto a la independencia del reino y se inclinaban más por un matrimonio con el infante Luis, tío de María Manuela. La reina se opuso a esta unión y terminó convenciendo al rey Juan. En 1543, la infanta se casó con Felipe, príncipe de Asturias. Después de las fiestas por su boda, María Manuela viajó a Tordesillas, ese lúgubre sitio donde se crió su madre, para conocer a su abuela. En 1545, la princesa murió después de dar a luz a un hijo, Carlos.

Juan Manuel, por Antonio Moro

Ahora solo les quedaba un hijo, el príncipe Juan Manuel. En enero de 1552 se casó por poderes con su prima, Juana de Austria, quien llegó a Portugal a finales de ese año. Lamentablemente, los reyes vivirían para ver partir a todos sus hijos. El príncipe murió el 2 enero de 1554. Pero contaban con un consuelo: el embarazo de la princesa Juana. El 20 de enero, la joven dio a luz a un niño, Sebastián. Cuatro meses después, la princesa viuda fue nombrada regente de España, por lo que tuvo que abandonar Portugal y dejar a su hijo al cuidado de Catalina. 

Regencia
Una vez concluido el prolongado y doloroso capítulo de la maternidad, Catalina se dedicó a los asuntos estatales, asistida por el secretario Pêro de Alcáçova Carneiro. Su esposo, cada vez más enfermo, le fue delegando cada vez más responsabilidades. El 11 de junio de 1557, murió el rey Juan.

En 1556, Carlos regresó a Castilla acompañado por sus hermanas, Leonor y María, después de su abdicación el año pasado. Leonor había dejado en Portugal a la hija que tuvo con Manuel I, la infanta María. Esta joven era, por lo tanto, sobrina y cuñada de Catalina y hermana de Juan. Pero fueron los monarcas portuguesas las únicas figuras paternas que ella conoció. Ahora que Leonor estaba de vuelta, pretendía reunirse con su hija, a la que no veía en más de treinta años.


Catalina quedó a cargo de la regencia y la tutela de Sebastián. Con tal de evitar el enfrentamiento, Catalina aceptó ser asistida por su cuñado, Enrique, aunque esto no impidió las disputas. Juana de Austria también aspiraba a la regencia portuguesa durante la minoría de edad de su hijo. La princesa se creía con mayor derecho, por ser la madre del rey, pero el emperador era consciente del prestigio que había ganado su hermana en la corte portuguesa y no apoyó las pretensiones de su hija.

También tuvo que enfrentarse a problemas relacionados con los dominios ultramarinos. Para mantener intactas las posesiones portuguesas en el Norte de África, en 1562, Catalina ayudó a Rui de Sousa a defender de los moros el fuerte de Mazagón. A pesar de su lealtad al emperador, Catalina nunca sacrificó los intereses del trono luso en beneficio de la política de su hermano. No accedió cuando, en secreto, Carlos le propuso nombrar heredero de Portugal al príncipe Carlos, en caso de morir Sebastián. 

Últimos años
En 1562, consciente de las críticas a su gobierno, respecto a la influencia castellana, Catalina renunció a la regencia. Los representantes de las Cortes le insistieron en que no abandonará la regencia. Catalina abandonó el cargo, pero permaneció como tutora de su nieto, cada vez más rebelde. El rey Sebastián le provocó tantos disgustos, que Catalina estuvo a punto de abandonar Portugal. En 1563, recibió la rosa papal por parte de Pío IV, un reconocimiento que se entregaba a las reinas y princesas piadosas.


En 1568, le llegaron noticias desconcertante sobre su otro nieto, el hijo de María Manuela. Don Carlos de Austria se encontraba preso por orden de su propio padre. Le escribió a Felipe II, ofreciéndose a cuidar de su nieto.En sus cartas al papa Pío V, enviadas en 1572, le imploraba su consejo y apoyo, contándole su descontento por residir en Portugal y su deseo de marchar. Su intento más determinado para trasladarse a un convento español fue apoyado totalmente por su sobrino, Felipe II. Estos planes se desvanecieron debido a la insistencia de los portugueses.  

Sintiéndose al borde de la muerte, Catalina se preocupó, sobre todo, por el destino de sus preciosas reliquias, recordando también a todos sus sirvientes, incluso a los esclavos, a quienes concedió la libertad. A pesar de las fiebres y la debilidad, la reina insistió, mientras pudiera, en comer en la mesa y escuchar música, en compañía de sus damas. Contrariando a los sirvientes más cercanos a la reina, el rey Sebastián insistió en comunicar a su abuela sus planes de ir a luchar en África. Unos días antes de morir, Catalina todavía tenía fuerzas para disimular su disgusto hacia una guerra que ponía en peligro la continuidad de la dinastía Avis.

El 12 de febrero de 1578, a los 71 años, falleció la reina Catalina. Por lo menos tuvo el consuelo de ser acompañada por su nieto Sebastián, el único que quedaba entre sus descendientes, pues incluso el príncipe Carlos había muerto hace diez años. Como estaba previsto, fue enterrada en el Monasterio de los Jerónimos.

Después de unos días de luto en el Monasterio de Penha Longa, el rey se dedicó a los preparativos de la ansiada expedición a Marruecos. El 4 de agosto de ese mismo año, Sebastián murió en la batalla de Alcazarquivir.




Fuente:

Fernández Álvarez, Manuel (2014) Carlos V, el césar y el hombre. Grupo Planeta Spain. Disponible: https://books.google.com.mx/books?id=pgQgw_GSsPUC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false [07/12/20]

Jordan Gschwend, Annemarie «Catalina de Austria», en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico en http://dbe.rah.es/biografias/11817/catalina-de-austria [09/12/20]

Jordan Gschwend, Annemarie (2012) Reliquias de los Habsburgo y conventos portugueses. El patronazgo religioso de Catalina de Austria. Disponible: http://arteysociedad.blogs.uva.es/files/2012/09/13-JORDAN.pdf [09/12/20]

Labrador Arroyo, Félix (2014) La organización de la Casa de Catalina de Austria, Reina de Portugal (1523-1526). Cuadernos de Historia, 39, pág. 15-35. Disponible: https://revistas.ucm.es/index.php/CHMO/article/view/45839/43082 [08/12/20] 

Márquez de la Plata, V. (2019) Póker de Reinas: Las cuatro hermanas de Carlos V. [Versión Kindle] Ediciones Casiopea, España. 

Serrano, J.B (2018) As Avis: As Grandes Rainhas que partilharam o trono de Portugal na segunda dinastia [Digital] Esfera dos Livros, Portugal. 

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